Una cocina conectada es aquella que se basa en el uso de inteligencia artificial y el Internet de las Cosas (IoT) para ganar en funcionalidad. Se trata de convertir a la cocina en un espacio más agradable y más práctico utilizando para ello la tecnología.
De este modo, la cocina conectada puede hacer uso de la tecnología mediante smartphnes y dispositivos inteligentes para cocinar, almacenar o limpiar.
La conectividad es el asunto clave
La cocina conectada lo es cuando la conectividad permite ganar tiempo en tareas que se pueden automatizar. Los usuarios de estos espacios pueden programar sus electrodomésticos desde el teléfono móvil, incluso sin estar en casa.
Para ello es importante hacerse con elementos que son imprescindibles. Más allá de los electrodomésticos y la tecnología para ello son recomendables asistentes virtuales que reproduzcan las órdenes de los usuarios. Así, al tiempo que se cocina se puede escuchar música, buscar recetas, programar alarmas y un amplio espectro de tareas.
¿Qué electrodomésticos no pueden faltar en una cocina conectada?
Las estancias de este tipo han de estar equipadas con todos los electrodomésticos propios de cualquier cocina, pero con el añadido de que pueden ser usados a través de una app de manera remota.
El horno, el microondas, el frigorífico, la campana extractora, la iluminación y por supuesto los robots de cocina. También se pueden integrar pequeños electrodomésticos que incluyan conexión wifi para conectar con la app de control.
La idea de la cocina conectada es facilitar la realización de tareas que pueden ser muy repetitivas para ganar tiempo en otras más reconfortantes. El uso de la tecnología y un acceso cómodo a internet son los elementos diferenciales en este sentido, pues eso es lo que va a permitir ganar en comodidad y sacar productividad al tiempo.