Tomar pan del día, de la panadería de barrio, se está convirtiendo en un lujo que no muchas personas se pueden permitir. Y no por el precio, aunque está subiendo mucho el coste de los cereales y la harina, sino porque vivimos con un estilo de vida muy ajetreado que nos obliga en ocasiones a tomar pan elaborado de forma industrial. Este es menos duradero, pierde pronto su frescura. ¿Sabes cómo conservar el pan para que mantenga su sabor por más tiempo?
¿Dónde guardar el pan?
El mejor lugar para guardar el pan es la panera o una bolsa de tela. Las bolsas de papel que dan en la panadería también son una buena opción. En este sentido es aconsejable no dejar las piezas al aire libre o utilizar bolsas de plástico, ya que este material es impermeable y hace que el pan sude y se vaya degradando. En caso de que te sobren piezas o no vayas a tomarlas al momento, puedes meterlas en el congelador.
Los panes de corteza blanda sí se pueden almacenar en bolsas de plástico porque su proceso de elaboración es diferente. El plástico les permite mantenerse hidratados. Para el pan rallado el tema es diferente, una vez se abre el paquete lo ideal sería guardarlo en botes herméticos, a ser posible de cristal.
Trucos para conservar el pan con éxito
Un primer consejo para disfrutar del pan y que este se conserve por más tiempo es acudir a piezas de panadería, no a pan industrial. En estos lugares el proceso de fermentación se respeta más y la calidad es superior.
Por otra parte, si compras rebanadas ya cortadas su duración en buen estado se limita. Y si piensas que te va a sobrar pan, compra piezas con mucha miga, pues durarán frescos más tiempo.
Sobre el almacenamiento del pan para próximos usos, este alimento hay que congelarlo, no enfriarlo. Y a la hora de descongelar, siempre de manera natural, a temperatura ambiente sacándolo del congelador con suficiente tiempo de antelación.
Por último, si las piezas se te han puesto duras, todavía hay una solución extra, introducirlas en la tostadora por un minuto, sin que lleguen a quemarse, y consumirlas aún calientes. Hay muchas fórmulas para conservar el pan y todas persiguen el mismo objetivo, comerlo mientras siga fresco.