A pesar de que las cocinas de inducción y las vitrocerámicas ganan cada vez más popularidad, un alto porcentaje de las cocinas domésticas en España siguen siendo de gas. Si vamos al ámbito profesional, en la hostelería existe también una mayor tendencia hacia cocinar con fuego.
Las cocinas de gas tienen ventajas e inconvenientes. Las primeras evidentes son poder controlar el fuego y dotar de más sabor a la comida, pero un aspecto a mejorar es el tema de la limpieza. Hoy os proponemos algunos consejos para limpiar los fogones de manera perfecta.
Utilizar amoníaco
Para este truco necesitamos una bolsa con cierre hermético y tres cucharadas de amoníaco. Introducimos los hierros a limpiar en la bolsa junto con el amoníaco. Cerramos la bolsa y agitamos de manera intensa hasta que salgan vapores. Dejamos entonces actuar el amoníaco durante doce horas y, tras ese paso, sacamos los quemadores de la bolsa en un lugar bien ventilado. La suciedad se habrá desprendido por completo, de modo que para dejar los quemadores limpios bastará con lavar con agua y lavavajillas.
Vinagre y bicarbonato, una solución clásica
El vinagre y el bicarbonato son agentes de limpieza muy comunes en la cocina. Para limpiar los fogones solo necesitamos estos dos agentes y agua muy caliente, en ebullición. Añadimos zumo de limón o vinagre (se pueden alternar) y una cucharada de bicarbonato. A continuación, introducimos los quemadores en el recipiente y dejamos durante una hora como mínimo. Pasado el tiempo necesario, sacamos los quemadores y los secamos bien para cubrirlos con bicarbonato. Tras este paso, frotamos los hierros con una esponja de aluminio.
Limpiahornos, a la venta en cualquier supermercado
El limpiahornos es un producto de limpieza a la venta en cualquier supermercado. Lo podemos utilizar para limpiar los fogones, pero debemos primero introducir los quemadores en un barreño de plástico y pulverizar mucha cantidad de limpiahornos. Dejamos unos minutos que haga efecto y aclaramos.
Si no se ha eliminado por completo la suciedad, nos servimos de una esponja de aluminio para frotar bien los hierros. Por último, no debemos olvidar los orificios de salida del gas, pues su suciedad dificulta la transmisión de calor de la llama. Podemos usar una aguja y desatascarlos, pero es imprescindible comprobar que la llama es uniforme y homogénea una vez se enciende el fuego.